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El síndrome del arnés


También conocido como síndrome ortostático, sucede cuando una persona está colgada durante un periodo de tiempo de un arnés y se da la combinación de dos factores: inmovilidad y suspensión. La inmovilidad puede producirse tanto en personas que quedan inconscientes (por un golpe, el impacto de algún objeto, etc.) como en personas que llegan al agotamiento, lo cual llega a causar que la persona quede suspendida de una cuerda.


Esta situación provoca una acumulación de sangre en las piernas por un fallo en el retorno venoso, ya que las cintas del arnés actúan a modo de torniquete impidiendo total o parcialmente el paso de la sangre. Esto puede suponer que llegue menos sangre al corazón y, por lo tanto, una reducción del flujo sanguíneo a otros órganos.


La combinación de shock ortostático y compresión respiratoria severa puede conducir a la víctima suspendida de una cuerda a la muerte. Las posibilidades de supervivencia cuando la suspensión se prolonga más de dos horas son pequeñas. Y hay que observar también que el fallecimiento puede ocurrir durante la suspensión o tras el rescate.

Impresiona la rapidez con la que se presentan los síntomas de este síndrome una vez que la persona se encuentra suspendida.


Diversas investigaciones demuestran que, en ensayos con voluntarios, la congestión venosa aumentó significativamente a los cinco minutos de estar suspendidos, y a partir de este momento comenzaron a sentir parestesias en manos y piernas. Entre el minuto 8 y 22 se observó lo que se denomina como “colapso circulatorio inminente” por la aparición de signos de palidez de piel, sudoración fría, dilatación pupilar, acúfenos, náuseas y vértigo. Aunque el objetivo inicial, en estas investigaciones, era el mantenimiento de la suspensión durante 30 minutos, la aparición de los síntomas descritos aconsejó la detención del experimento, siendo descendidos y colocados en posición horizontal.


Por ello FORMAFOC cree necesario sensibilizar sobre la importancia de informar sobre la gravedad de este síndrome y formar al personal sobre las medidas preventivas más adecuadas:

  • Los trabajadores no deben realizar trabajos con suspensión cuando presenten factores de riesgo individuales (discapacidades, enfermedades…) o se den condiciones que favorezcan la aparición de un síndrome de arnés.

  • Cuando se produzca un accidente, se debe dar prioridad al rescate y no se debe perder tiempo en estabilizar a la víctima.

  • Ante la posibilidad de un accidente, los trabajadores que utilicen sistemas de suspensión con arnés no deben trabajar nunca solos.

  • Cuando la movilidad de las piernas se encuentra limitada, se debe evitar permanecer suspendido durante un periodo prolongado de tiempo.

  • Hay que evitar rescatar a las víctimas en posición vertical, y si esto es imposible, se debe rescatar a la víctima en el menor tiempo posible.

  • Si la víctima permanece consciente durante el rescate, tranquilizarla y se le debe persuadir a que mantenga las piernas, si puede, en posición horizontal.

  • Es conveniente durante los trabajos en suspensión utilizar un sistema de apoyo de los pies y mover las piernas frecuentemente.

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