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La toxicidad del gas butano.

No es tóxico en sí mismo. Lo que sí puede provocar es la asfixia de la persona por falta de oxígeno, pero que esto pase es algo realmente difícil por la cantidad de gas que es necesario que se acumule en una casa.

Para que una persona muera por falta de oxígeno en su vivienda, dejando salir el gas butano, tiene que darse una acumulación del 90% de gas en la estancia y eso, con una bombona de butano, en una vivienda media de 80 metros, es imposible. Es más, lo que sí es más probable es que se produzca una explosión.

La presencia de cualquier energía puede causar la explosión del gas acumulado en un escape. Puede ser originada por cualquier cosa. Algo que la gente desconoce, por ejemplo, es que la propia electricidad estática que genera el roce de la ropa puede desencadenar la explosión. También la activación de un electrodoméstico, una bombilla, cualquier chispa...

Muchísima gente abre el gas de la bombona de butano en casa con la creencia de que puede morir dulcemente. Aunque estos casos no trascienden públicamente, esa es la realidad por puro desconocimiento. El estado en el que queda la bombona cuando se deja abierto el gas es característico y nos indica que ha sido así.

Tener una bombona de gas en casa, ES SEGURO; con las inspecciones periódicas obligatorias hechas en las instalaciones lo es. Otro de los mitos a desterrar es que las bombonas de butano explotan. Es imposible que el recipiente en sí, la botella, estalle. Las botellas de butano resisten 30 kilos por centímetro cuadrado de presión y las válvulas que tienen comienzan a liberar gas a 20 kilos por centímetro cuadrado. El dispositivo de seguridad se activa. Y tampoco puede registrar ninguna llama en su interior. El miedo de la gente al estallido de una bombona es falaz.

El fenómeno de la explosión es realmente curioso. Las leyes de la física y la química quisieron que en la onda expansiva de una explosión hundan las rejas de la casa ubicada frente al edificio siniestrado, que el ascensor sea despedido hacia la azotea y que los cascotes vuelen a 30 metros de distancia, pero que sin embargo, las tulipas de cristal de las lámparas del techo queden intactas. Esto puede ser más complejo de explicar.

Pero no lo es tanto comprender cómo la persona que está más cerca del foco de la explosión sea la que menos peligro corre. «Las personas u objetos que se encuentren en el epicentro de la onda expansiva no sufre sus consecuencias. Las víctimas seguras están en los alrededores, en la trayectoria de la onda. Si te alcanza y tiene la potencia suficiente puede causar la muerte porque la persona se reviente por dentro. Aparentemente, por fuera están intactos. Pero no sus órganos internos».

RECOMENDACIONES

Qué hacer cuando se perciba olor a gas butano:

Olor: El gas butano no huele naturalmente, pero para ser comercializado debe contener una sustancia sulfurosa que alerte de su presencia. La concentración debe ser suficiente para que sea olido fácilmente mucho antes de que llegue a ser peligroso como para provocar la muerte por asfixia de una persona.

Reacción: Además de alertar a un servicio de emergencia, en cuanto se perciba el olor se debe cerrar la válvula de gas, después abrir las ventanas y cerrar la puerta de la estancia. Finalmente, salir de la vivienda.

Precaución: Realizar las revisiones periódicas de las instalaciones de las bombonas de butano y nunca volcar las botellas hasta tumbarlas con el fin de agotar el consumo del gas. Lo que sí es letal es el monóxido de carbono que puede desprender, por ejemplo, un termo por una mala combustión. Ése sí es un «enemigo peligroso y silencioso».

 
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